Hace
4 años, el cine español presentó una nueva obra de Juan Antonio
Bayona- “El Orfanato”. Creo que la podemos contar entre las
películas de terror, aunque se diferencia mucho de sus homólogas
americanas, llenas de efectos artificiales y monstruos corriendo en
la pantalla con armas tremendas.
La
historia trata sobre una familia, que regresa al orfanato, donde se
criaba la protagonista, Laura. Decide renovar el viejo edificio y
crear, una vez más, un lugar que pueda servir a los niños con
necesidades especiales. Al mismo tiempo tiene que encontrar una
solución a la imaginación de su hijo adoptivo, Simón, que resulta
demasiado grande e incontrolada. El chico le explica el juego que
está jugando con sus amigos imaginarios. Éste consiste en
reemplazar unos objetos por otros, y luego hay que encontrar el
tesoro- si ganas, puedes pedir un deseo. La mujer está muy
preocupada por los fantasmas que puede ver Simón.
Unos
días más tarde uno de estos fantasmas, Tomás, la encierra en el
cuarto de baño y Laura se convience
de que todo lo que dice Simón es verdad. Mientras intenta a
escapar, su hijo desaparece y empieza la búsqueda del chico, que
dura 6 meses. Los padres, Laura y Carlos, están totalmente cansados
e invitan a una médium para que les ayude. El hombre no lo puede
soportar y abandona el orfanato. La protagonista, al final, descubre
un armario que conduce a un sótano. Allí encuentra a su hijo
muerto. Resulta que ella misma causó todo eso bloqueando en su
búsqueda la puerta del armario.
Las
últimas escenas son muy emocionantes- como la mujer ha encontrado su
tesoro, puede pensar un deseo. Traga varias pastillas, pidiendo estar
con su hijo una vez más. Así devuelve a la vida a Simon, pero él
quiere quedarse con todos los amigos- fantasmas y ella lo acepta,
uniéndose a él.
He
visto esa producción unas veces y me gusta mucho, por varias
razones- la música (Fernando Velázquez), que siempre corresponde
con la situación; la fotografía de Oscar Faura que crea la
espantosa atmósfera de toda la película; los actores- especialmente
la protagonista, Belén Rueda, que perfectamente nos presenta su
depresión nerviosa y la incapacidad de aguantarse con la pérdida; y
por último, los viejos trucos del director (la puerta que rechina o
un susurro no identificado), que siempre sorprenden con la sencillez
y la llegada de los resultados deseados. Por todo eso la obra no se
prolonga y nos mantiene en tensión durante sus
100 minutos.
Dominika Czajkowska
No hay comentarios:
Publicar un comentario