Rusia.
Con este país tenemos muchas asociaciones. Si preguntamos a alguien,
qué sabe o qué cree sobre este país, nos dirá que es un país
grandísimo, pobre, sucio, hace muchísimo frío, la gente bebe mucho
alcohol y todos los hombres son como Stalin. Allí, durante las
últimas vacaciones, fui a un viaje, que por ahora puedo llamar el
viaje de mi vida. Después de visitarlo ya no diré lo que dice la
gente. Mi punto de vista ha cambiado totalmente.
Todo
empezó en octubre del año pasado. Vi una noticia sobre este viaje
en la escuela y ya sabía que quería participar en el proyecto.
Cris,
de mi clase, dijo que también quería participar y decidimos ver
cómo sería la primera reunión. Al principio estuvimos riéndonos
de toda la idea, de lo que más, de que tuvimos que aprender ruso en
cerca de un año. Cuanto más me reía, más me gustaba toda la
idea. Desgraciadamente un día Cris dejó de participar en el viaje y
por él yo casi también. Afortunadamente no hice este error y empecé
a participar en las clases de ruso. Al principio no había mucha
gente y lo peor fue que no conocía a nadie. Con el paso del tiempo
más y más gente venía y participaba en las clases y también en
las reuniones sobre cómo organizar la excursión. De repente la
organizadora, la señora Molisz nos dijo que irían solo las personas
con el mejor resultado del examen de ruso. En este momento pensaba
que era imposible que fuera yo.
El
ruso no es una lengua muy fácil, especialmente por el alfabeto
cirílico que es totalmente diferente al polaco. Las palabras sí,
son parecidas a nuestra lengua materna pero eso hace todo todavía
más complicado.
Junto
con la preparación al examen de la lengua tuvimos que organizar el
dinero porque sin ninguna duda la excursión sería demasiado cara
para nosotros y no sería posible participar en ella. Por suerte,
había un proyecto organizado por la Unión Europea en el que
decidimos participar.
Para
obtener el dinero de la UE tuvimos que escribir una petición con
todos los detalles de viaje. Para hacerlo mejor, en diciembre fuimos
un fin de semana a Odówek para participar en un curso de escribir
cosas así. Escribirlo fue un trabajo muy duro y tardó muchísimo
tiempo, pero los efectos fueron incomparables e inolvidables.
Había
también otras cosas que hacer, por ejemplo organizar la llegada de
nuestros amigos rusos a Polonia. En febrero con los rusos fuimos a
Porzecze para integrarnos un poco. Allí pasamos unos días geniales
organizando nuestra expedición de verano y participando en juegos
como kulig.
La parte más divertida y que nos integró muchísimo, fue que
tuvimos que cocinar solos. Después de los días en Porzecze volvimos
con los amigos rusos a Gdańsk y pasamos 3 días enseñándoles
nuestras ciudades. Y por ahora tuvimos que decirnos adiós, pero
todos sabían que nos íbamos a ver en cerca de medio año.
Después
del examen del ruso en mitad del año ya sabíamos que no es un
chiste, sino que de verdad en unos meses iríamos primero a Moscú y
después a las montanas de Ural. Tuvimos que organizar el equipaje,
etc. y empezamos a buscar empresas que nos ayudaron siendo
patrocinios o al menos nos han dado unas rebajas para el equipaje.
La
preparación tardo muchísimo tiempo pero a principios de julio
empezamos la aventura!!
Primero
tuvimos que llegar a Varsovia en tren y eso tardo 6horas. Después de
Varsovia fuimos a Moscú también en tren pero eso tardó mucho más,
unas 27 horas.
En
Moscú vivímos en familias rusas de nuestros amigos ya conocidos en
Porzecze. Las familias fueron muy muy simpáticas y nada de frías o
intolerables. En Moscú pasamos una semana viendo iglesias antiguas,
el museo politécnico, el Kremlin, grandísimos parques y mucho más.
Lo más importante que hicimos en Moscú fue que hicimos las maletas
pero no con ropa, etc. sino con la comida que íbamos a comer durante
todo el mes en las montañas.
Después
de una semana, fuimos a la estación de trenes para pasar 33 horas en
el tren, llegar a Bialorieck y luego después de 2 horas en autobús
para alcanzar nuestro objetivo que fue un pueblito llamado Kaga. El
viaje no fue tan horrible como pensábamos que sería pero fue muy
cansado. Justo en el momento en que vimos al pueblo, (cerca del que
tuvimos que vivir) nos enamoramos de él. Era como de un cuento o de
una película. Lleguamos allí en la mañana y todo estaba cubierto
con rocío. Al lado de un río había un grupo de caballos y
alrededor había un montón de pequeñas casas donde vivían sólo
abuelas o unos abuelitos. Todas las casas coloradas y con
arquitectura de tipo rural, muy, muy bonitos.
Al
sitio donde queríamos hacer nuestro campamento todavía tuvimos que
andar unos 4 kilómetros desde el pueblecito. Por suerte un tractor
cogió nuestro equipaje (sólo la comida) y ya sólo con nuestras
maletas fuimos al primer viaje a pie. Después de un tiempo lleguamos
al sitio. Cada persona estaba sorprendida de lo precioso que puede
ser la pura naturaleza. Tuvimos nuestro ‘camping’ cerca de un río
debajo de unas montañas, en un bosque. Para aprovechar la belleza
del lugar y para descansar un poco después del viaje, después de
hacer las tiendas de campaña y segregar toda la comida, ¡fuimos al
primer baño en nuestro precioso río! Luego, tuvimos que construir
todo por nuestra cuenta: baños, cocina, refrigerador, etc.
Todo
el tiempo (3 semanas) que pasamos allí fue un tiempo maravilloso.
Cocinábamos en una gran hoguera en grandes calderas y eso fue una de
las cosas más divertidas de cada día. Nuestro plan del día era
así: por la manaña teníamos talleres de lenguaje interactivo, con
el vocabulario que se necesitaba para el día, luego en el mediodía
emparejado en parejas polaco-ruso hacíamos entrevistas en el pueblo
con las abuelas para conocer mejor su cultura, historia, la geografía
del pueblo. Fue increíble. A veces estuvimos hablando con las
abuelas durante 3 o 4 horas, bebiendo té, hablando de historias de
familia. Iniciando ver todos los dispositivos. Por la tarde estábamos
cantando canciones en polaco y en ruso, evaluando cada día y
hablando ya sólos con los amigos rusos. Tuvimos muchos
juegos interactivos,
canciones, bailes, animados, puzzles, etc. Todo para aprender mejor
el idioma y pasarlo genial. Algunos hicieron también cosas como
carteles, mapas, vídeos o escribiendo artículos para el blog o para
sus diarios.
Los
últimos 3 días, fuimos a una excursión a las montañas como
'nómadas' (Ural). Tuvimos que coger todo el equipaje, la comida,
nuestras cosas con nosotros y andar con todo esto. Para algunos fue
una excursión muy difícil y dura porque tuvimos un montón de
ampollas en los pies y en los brazos pero todos volvimos de ella muy
muy felices y lo más importante para el futuro, muy integrados. Con
panoramas de las montañas preciosísimas volvimos al ‘self made
camping’ y empezó la parte más triste de todo el viaje. Tuvimos
que recoger todo y empezar a volver a Polonia.
Dejar
el sitio donde habíamos pasado aquel mes no significaba que la
aventura se había terminado, todavía tuvimos 4 días de viaje. Esta
vez sin una pausa en Moscú. Después de decir adiós a los amigos
rusos entramos al autobús que nos llevó a la estación del tren. En
el autobús todos los nervios relacionados con la vuelta a casa
habían desaparecido y sólo estábamos felices de que estábamos
allí, juntos con una guitarra y empezamos a cantar. Nunca he visto a
un grupo de gente tan feliz, con tanta energía (después de pasar
toda la noche cantando) cantando en el suelo de un autobús con
sonrisas tan grandes en las caras que teníamos en este momento.
Estos fueron unos momentos inolvidables. Después de llegar a la
estación tuvimos 12 horas para esperar al tren y la mayoría de la
gente fue a dormir en las colchonetas con sacos de dormir en el suelo
en la estación Después de 33 horas lleguamos a Moscú y allí otra
vez 10 horas libres. Fuimos a nuestro último paseo por la capital de
Rusia como con la idea de decir adiós a esta grande pero muy
simpática ciudad.
Los
efectos del intercambio son mayores de lo que esperábamos. Sobre
todo, nos hemos convertido en verdaderos amigos con nuestros
compañeros rusos y polacos. Ciertamente muchos prejuicios fueron
rechazados. En segundo lugar, hemos iniciado el contacto con la
generación anterior, con las abuelitas. Hemos preparado también un
material muy agradable, etnográfico y por último, hemos mejorado
nuestras habilidades de lenguaje.
Después
de volver del viaje recibimos unos folletos con las fotos de la
excursión que será una recuerdo para toda la vida. Esto fue como un
regalo de nuestros profesores que nos ayudaron muchísimo a organizar
la excursión y que también sobrevivieron en las montañas de Ural,
no solo con osos (que no hay allí) pero han sobrevivido con
nosotros.
Sobre
todo creo que la cosa más importante es que conocí a gente con
grandes corazones, gente que serán mis amigos de verdad para toda la
vida.
Después
de este viaje aprendí también, que lo mas importante es hacer lo
que nos sugiere el corazón y no tener miedo de que algo saldrá mal,
sólo probar a hacer algo y disfrutar la vida.
(( Si a
alguien le interesa ver maás de la expedición, les invito a la
página web donde hay más fotos y detalles de la excursión
www.dawajnaural.blogspot.com ))
Marysia Grabowska.
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